lunes, 16 de septiembre de 2013

Es una zona arqueológica prehispánica, localizada al norte de Mesoamericana  al occidente del Altiplano Central, se encuentra en las lomas cercanas al Río Lerma y su afluente el río Coroneo o Tigre; actualmente gran parte quedó cubierto por la Presa de Solís, a solo 7 kilómetros de Acámbaro, en el Estado de Guanajuato, en México.

La cerámica de esta cultura es anterior al periodo clásico, incluye figurillas angulosas con formas geométricas. En el Museo de Acámbaro se exhiben con piezas de la cultura otomí, mazahua y tarasca.

Chupícuaro tuvo un gran desarrollo cultural y expansión de su estilo en áreas alejadas al centro difusor e influyó en tradiciones alfareras que llegaron a perdurar hasta fines del período Clásico, inclusive hasta el Posclásico, como se aprecia en la cerámica tarasca de Michoacán.

A fines de 1985, en la primera Reunión sobre Sociedades Prehispánicas, se planteó con respecto a la Cultura Chupícuaro, que los grupos que manufacturaban la cerámica con tradición Chupícuaro, debían considerarse como parte de las sociedades estratificadas mesoamericanas, con una estructura política y territorial definida y no como sociedades aldeanas aisladas, carentes de arquitectura y centros ceremoniales.

Los habitantes de Chupícuaro practicaron un culto a los muertos caracterizado por sepulcros donde se colocaron cráneos trofeo, puntas de obsidiana, metates y manos de metate, figurillas, orejeras, ornamentos de concha, collares y cuentas, herramientas de hueso e instrumentos musicales, los cuales fueron localizados durante las excavaciones alrededor de 1950.





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