¿Que ha sido de chupicuaro?
La inundación de una parte
del valle del río Lerma en 1948 hubiera podido sellar definitivamente el
destino de la cultura Chupícuaro, desaparecida y bajo las aguas de la presa. De
hecho, los trabajos posteriores realizados en el valle de Acámbaro fueron muy
escasos y no contaron con excavaciones lo suficientemente extensas como para
permitir una verdadera y novedosa revisión de los conocimientos. Los trabajos
del Proyecto Chupícuaro, iniciado en 1998 por el CEMCA en esta misma zona,
permiten hoy día un acercamiento renovado a partir de vestigios arquitectónicos
y cerámicos hallados en excavación. Este artículo propone recordar las interpretaciones
propuestas hasta ahora sobre las relaciones mantenidas por Chupícuaro con sus
vecinos, antes de discutir en qué medida los nuevos hallazgos arqueológicos
permiten confirmar o, al contrario, rechazar, ciertas de estas hipótesis.
Si bien las excavaciones
fueron sumamente escasas, informaciones complementarias provienen de las
prospecciones de superficie. Los recorridos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) y los de Pollard (1985) permitieron ubicar en el
valle decenas de sitios preclásicos entre Tarandácuaro y Acámbaro. Sin embargo,
debemos los datos más interesantes a los trabajos de Florance, quién realizó
prospecciones sistemáticas cerca del pueblo de Puruagüita al final de los años
setenta. Uno de sus resultados fue poner en evidencia la existencia de un
patrón de asentamiento particularmente denso en esta zona, que muestra además
que las poblaciones habían logrado buena organización territorial. Florance
retoma también el corpus de Porter e inicia una nueva catalogación por serie,
utilizando también el muestreo cerámico elaborado durante sus propios
recorridos.
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